Sostenibilidad del olivar y de los aceites de oliva
Preguntas Frecuentes
No necesariamente. Es cierto que el modelo de producción ecológica de AOVE, siempre que emplee canales cortos de distribución, podría considerarse el más sostenible. Pero no es el único que se basa en el respeto al medio ambiente. Todas aquellas prácticas de manejo que impliquen mejorar la calidad estructural y nutricional del suelo, reducir la dependencia de insumos químicos externos o incrementar la biodiversidad y la calidad paisajística del agroecosistema, así como aquellas prácticas y tecnologías que reduzcan el consumo energético y la generación de residuos, formarían parte de un modelo productivo sostenible ya que, en última instancia, estarían garantizando la rentabilidad a medio y largo plazo de la finca de olivar.
No. Existen múltiples combinaciones de prácticas de manejo y soluciones tecnológicas aplicadas al olivar que conducen a diversos grados de sostenibilidad en el proceso de producción de aceite y aceitunas:
- El mantenimiento de una cubierta vegetal herbácea (sembrada o espontánea)
- La diversificación del paisaje agrícola (setos, cultivos intercalados, manchas de monte autóctono, bosques de rivera…)
- La incorporación de ganado
- La aplicación de fertilizantes orgánicos (alperujo compostado, estiércol, restos triturados de la poda, restos del desbroce de la cubierta herbácea…)
- La reducción o eliminación de los productos agroquímicos
- La combinación de olivos de diferentes edades
- El paraguas de una denominación de origen certificada que aporte un valor añadido
En los olivares de Portugal, Italia y Grecia, el mantenimiento de cubiertas vegetales es una práctica muy habitual. La aplicación sobre el suelo de los restos triturados de la poda es frecuente en España, Portugal e Italia. En Marruecos, es muy común ver ganado pastando en las fincas de olivar. Tanto en Marruecos como en Túnez, el uso de productos fitosanitarios en el olivar está muy poco extendido.
Si está certificado, técnicamente sí, ya que cumple con los requisitos establecidos por las normativas vigentes en materia de producción ecológica.
Sin embargo, existen factores del proceso productivo de un AOVE certificado como ecológico que, para un porcentaje creciente de consumidores, pondrían en entredicho su carácter sostenible, principalmente la distancia recorrida hasta el consumidor y el uso de envases plásticos.
Un AOVE ecológico producido a cientos o miles de kilómetros de distancia del hogar que lo consume lleva asociado una elevada huella de carbono que no está presente en los AOVEs producidos localmente.
Por otra parte, existe una notable preocupación en los países de nuestro entorno por las repercusiones que los envases alimentarios plásticos pueden tener sobre el medio ambiente y la salud del consumidor, por lo que cabe esperar en los próximos años una sustitución paulatina del plástico por otros materiales más inertes y con un mayor potencial de reciclado, especialmente el vidrio.
Es cierto que la concepción original del concepto de ´Desarrollo Sostenible´ tenía una vocación exclusivamente ambientalista. Pero a lo largo de las últimas décadas se ha producido una modernización del concepto de sostenibilidad, que en la actualidad incorpora las dimensiones social y económica.
- Sostenibilidad ambiental: compatibilidad entre una actividad productiva y la conservación de los componentes del ecosistema y sus interacciones ecológicas. Los impactos derivados de la actividad no pueden sobrepasar la capacidad del sistema para reponer los recursos consumidos y para gestionar los residuos y emisiones producidas.
- Sostenibilidad económica: capacidad que tiene una organización de administrar sus recursos y generar rentabilidad de manera responsable y en el largo plazo.
- Sostenibilidad social: capacidad de una actividad productiva para mantener la cohesión social gracias a la persecución de objetivos comunes. Para ello, dicha actividad debe mitigar sus impactos sociales negativos y potenciar los positivos, en especial aquellos que implican una mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y la comunidad local.
Trasladado al olivar, no podemos afirmar que una finca sea sostenible solo porque aplica una determinada combinación de prácticas de manejo respetuosas con el medio ambiente.
Si la generación más joven no tiene la intención de seguir apostando por este modelo productivo (falta de relevo generacional) o si la despoblación provoca la marcha de los proveedores de fertilizantes orgánicos locales, el olivar podría dejar de ser sostenible por motivos económicos.
Si los propietarios de la finca prefieren emplear mano de obra extranjera en lugar de vecinos de su localidad, o si se emplea un sistema de riego ineficiente que repercute negativamente en las reservas hídricas del subsuelo, el olivar podría dejar de ser sostenible por motivos sociales.
El mantenimiento de una cubierta vegetal, indudablemente.
Aparte de generar paisajes mucho más atractivos, las cubiertas vegetales implican otras muchas ventajas:
- Previenen la erosión del suelo debido a que se reducen los impactos de las gotas de lluvia.
- Mantienen la humedad en el suelo, dejando el agua disponible para las raíces del olivo.
- Proporcionan alimento y refugio a muchos insectos que son depredadores de las plagas del olivar.
- Proporcionan hábitats para especies de flora y fauna, mejorando la biodiversidad.
- Retienen los nutrientes que, de otro modo, podrían perderse.
- Mejoran la textura y estructura del suelo, favoreciendo el desarrollo radicular del olivo.
- Evitan la compactación del suelo, favoreciendo un óptimo desarrollo del sistema radicular del olivo.
Es todo aquel beneficio que un ecosistema (agroecosistema en el caso del olivar) brinda a la sociedad porque mejora la economía, la salud y/o la calidad de vida de las personas.
La capacidad de producir agua limpia, de formar suelo fértil, de suministrar recursos naturales y alimentarios, de potenciar los procesos de polinización o de mitigar el cambio climático, son ejemplos de servicios ecosistémicos.
Existen 4 tipos de servicios ecosistémicos:
- Abastecimiento: alimentos y madera, agua (para uso agrícola y consumo humano), recursos energéticos (leña, carbón, petróleo...), materias primas, minerals. recursos genéticos, principios activos de medicamentos…
- Regulación: regulación del clima, regulación del ciclo del agua, mejora de la calidad del aire, control de la erosión del suelo, reducción de los daños causados por desastres naturales, control de enfermedades y plagas, mantenimiento de la fertilidad del suelo, regulación y saneamiento del agua, polinización…
- Culturales: valores educativos, fuente de inspiración, valores estéticos y de paisaje, relaciones sociales, arraigo a la tierra, legado y patrimonio cultural, servicios recreativos y de ecoturismo, conocimiento científico…
- Soporte: ciclo del agua y ciclos de nutrientes, formación del suelo, producción primaria, hábitats para las especies, conservación de la diversidad genética…
Cualquier olivarero/a debería plantearse la siguiente pregunta: ¿Cuántos de los servicios ecosistémicos arriba mencionados, aparte de la producción de alimentos, proporciona mi finca a mis familiares y vecinos?
El futuro de nuestra civilización depende, en buena medida, de la capacidad que el ser humano tenga de gestionar adecuadamente los servicios ecosistémicos.
Una vez comienzan a implementarse combinaciones de prácticas de manejo sostenible en el olivar, se activa toda una red de interacciones ecológicas que terminarán generando beneficios económicos para la finca. En el esquema inferior puedes comprobar las consecuencias positivas que implica la aplicación de 4 prácticas concretas de manejo sostenible.
Son diversas las razones, algunas más `románticas´ y otras más pragmáticas que deberían impulsar a los olivareros y olivareras a comenzar a aplicar inmediatamente prácticas de manejo sostenible en sus fincas:
- Escasez de recursos: la escasez de las reservas hídricas recomienda el uso de sistemas eficaces de riego; la colmatación de las masas continentales de agua aconseja la reducción inmediata de las tasas de erosión; la contaminación de los cursos fluviales y las aguas subterráneas requiere una reducción en el uso de productos fitosanitarios; por otra parte, la utilización de fuentes locales de materia orgánica, no sujetas a la especulación del mercado global, parece una alternativa razonable ante la actual escalada en el precio de los fertilizantes.
- Cambios en el comportamiento del consumidor: cada día son más los consumidores que buscan aceites vegetales de mayor calidad, no solo a nivel organoléptico sino también en relación con la ausencia de residuos y con la responsabilidad social y ambiental de las empresas productoras.
- Falta de autosuficiencia: la pérdida de fertilidad de los suelos y la ausencia de mecanismos ecosistémicos de regulación en el olivar provocan una dependencia de insumos externos cada vez más inasumibles y plantea un horizonte poco esperanzador a medio y largo plazo, especialmente en un contexto de cambio climático. Afortunadamente, el potencial de los subproductos y residuos de la industria oleícola (como fuentes de energía y nutrientes) es enorme.
- Las políticas europeas: los numerosos programas marco que marcarán las políticas agrarias y ambientales de la UE durante los próximos años establecen claramente que la sostenibilidad será el elemento más valorado a la hora de conceder ayudas o de aplicar sanciones.